Salgo hoy del fondo de mi playa de La Caleta. De mi Caleta de Cádiz o del mar Mediterráneo. En La Manga del mar Menor, donde gusto pasar parte de los veranos.
Enterrado estaba, bajo arenas finas, blancas. Tapado por poseidonias mediterráneas y piedras ostioneras caleteras. Allí, inerte. Inerte como bloggero. Igual que el cangrejo semienterrado que no mueve la pinza, ni la pata, ni se inmuta ante la mirada del buzo. Pero en cuanto intenta uno alcanzarlo, rozarlo si quiera, remueve la arena y surge ante ti.
Aunque nunca he dejado de ser escritor, las circunstancias familiares y laborales, han hecho que me vuelque en otras facetas, que muy a gusto también desarrollo.
Decía el profesor Orozco, Antonio Orozco, nuestro profesor de Historia de la Medicina, que "el médico es escritor nato porque ha sabido extraer la belleza de la vida, ha sabido vivir junto a sí, intensamente, las penas y asimilarlas y ha sabido amar profundamente; por ello expresa fácilmente la vida y la belleza de la misma, solamente es por eso por lo que son escritores los médicos. Un buen médico no puede evadirse, no puede refugiarse en nada, inmerso en su pensamiento está la responsabilidad de la vida, de la salud, de la felicidad."
Así pues, no estoy muerto. Sigue habiendo bloggero. Para rato.
domingo, 25 de febrero de 2018
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