Si hace unos cuantos posts, yo mismo hablaba de la agresión sufrida por uno de los extrabajadores de una empresa sita en Cádiz, hoy mismo acabo de leer en el Diario de Cádiz y La Voz de Cádiz, cómo, al parecer, uno de estos extrabajadores (no está confirmado que lo sea o que lo deje de ser...), le ha propinado una tunda al presidente de la Asociación de la Prensa de Cádiz, Fernando Santiago.
Resulta curioso, terrorífico y empieza a dar miedo el clima de biolencia que venimos viviendo. Si hace poco menos de una semana, un Consejero de Cultura de esta Región de Murcia fue linchado, ahora el presidente de un organismo de mi ciudad, recibe más de lo mismo.
Parece que en estos tiempos, la palabra no tiene valor. Se han encargado de quitárselo, estos politiquillos que nos vienen gobernando, tanto por uno como por otro lado. La gente se está "encabronando" (con perdón), y sólo entienden de biolencia. Y claro, la biolencia engendra biolencia.
Y un buen termómetro de todo esto, son los comentarios añadidos en las noticias de los periódicos digitales. Duele la vista al ber tanta falta de ortografía, en quienes precisamente más utilizan esos medios para expresar su opinión. Así nos ba. Que ni fú ni fá. Y si nos tocan mucho la fibra, una buena tunda de palos al primero que se cruce...
En fin, a ber si nos expresamos más con la palabra, queridos lectores.
P.D. el "A ber si nos vemos", es una de las expresiones más sofisticadas y de mayor contundencia que he leído últimamente en esos comentarios, de los que disfruto plácidamente. Por favor, que no se pierda.
viernes, 21 de enero de 2011
domingo, 16 de enero de 2011
Martínez Ares
Recuerdo cuando era niño, cómo mi hermano Chano comentaba no se qué de un pasodoble fantástico que se había cantado en el Falla. Era de un autor nuevo, un tipo al que nadie conocía. El pasodoble hablaba de la droga, comparándola con una selva y animales. Lobo. Así comenzaba.
Con el tiempo el nombre de aquel autor enigmático al que nunca nadie veía ni siquiera en el Diario, se fue agrandando. Antonio Martínez Ares.
Recuerdo en Salesianos, esperando los primeros compases de sus pasodobles que sonaran por la noche en la radio, para al día siguiente comentarlo y cantarlo con los compañeros de clase. Qué bonito es ser niño en Cádiz...
Recuerdo en la playa, cantando sus pasodobles y sus presentaciones alrededor de una guitarra y buenos amigos.
Recuerdo haberle cantado a Mari y ahora a Carmen, algún pasodoblito o alguna estrofa de popurrí.
Y ahora, Antonio Martínez Ares, nos sorprende publicando su biografía "Entre lo divino y lo humano", que por curiosidad y por la admiración que despertó en mí en su etapa de autor, he leído.
Indudablemente no deja de ser un "divo" más del Carnaval, y así se refleja él mismo en esas páginas. Pero también he leído la historia de una persona que perdió mucho por culpa de él mismo y del Carnaval. Y me ha gustado saberlo.
Ojalá esa mente inquieta y creadora, nos vuelva a sorprender un año con otra buena agrupación.
Con el tiempo el nombre de aquel autor enigmático al que nunca nadie veía ni siquiera en el Diario, se fue agrandando. Antonio Martínez Ares.
Recuerdo en Salesianos, esperando los primeros compases de sus pasodobles que sonaran por la noche en la radio, para al día siguiente comentarlo y cantarlo con los compañeros de clase. Qué bonito es ser niño en Cádiz...
Recuerdo en la playa, cantando sus pasodobles y sus presentaciones alrededor de una guitarra y buenos amigos.
Recuerdo haberle cantado a Mari y ahora a Carmen, algún pasodoblito o alguna estrofa de popurrí.
Y ahora, Antonio Martínez Ares, nos sorprende publicando su biografía "Entre lo divino y lo humano", que por curiosidad y por la admiración que despertó en mí en su etapa de autor, he leído.
Indudablemente no deja de ser un "divo" más del Carnaval, y así se refleja él mismo en esas páginas. Pero también he leído la historia de una persona que perdió mucho por culpa de él mismo y del Carnaval. Y me ha gustado saberlo.
Ojalá esa mente inquieta y creadora, nos vuelva a sorprender un año con otra buena agrupación.
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