viernes, 31 de diciembre de 2010

Una ojeada rápida

Echando una ojeada rápida al 2010, tengo motivos, más que suficientes, para dar gracias a Dios y a la vida, por todo lo que me he encontrado en estos 365 días…hay que disfrutar de la existencia, mientras ésta vaya bien; ya habrá época de vacas flacas, como todo…

 

- Enero: descansé de mis viajes a Madrid y fuimos Mari y yo al Falla a escuchar el coro Las Reinas del Pópulo.

- Febrero: estuve todo el mes en Montpellier. Me perdí los carnavales, pero gané unos cuantos amigos y aprendí cirugía laparoscópica.

- Marzo: vini, vidi, vinci. Fuimos a un concierto de Javier Ruibal (¿?) y al día siguiente me fui para Memphis, EE.UU. Estando allí, aprendiendo cirugía oncológica infantil, nos enteramos Mari y yo, que íbamos a ser papis…también me perdí la Semana Santa, y además operaron a mi padre, estando en Estados Unidos.

- Abril: Volví, menos mal. Estuve con los míos en Cádiz y en Murcia. Mari vomitaba. Le vimos el corazón, milimétrico, a Carmen.

- Mayo: María Auxiliadora, como siempre. Primer aniversario de boda en Granada.

- Junio: comienzan mis guardias de adjunto…

- Julio: seguí con mis guardias de adjunto, y Mari engordando por días.

- Agosto: muchas más guardias de adjunto y alquilamos un apartamentito en Mazarrón, en la playita de Bolnuevo.

- Septiembre: se acerca Carmen…vuelve la rutina normal del trabajo. Estuvimos en Cádiz por última vez antes de que naciera.

- Octubre: Nos pasamos el mes montando la habitación y los “enseres” de la niña, que crecía a buen ritmo, e incluso le pudimos ver la cara en una ECO 3d.

- Noviembre: con el miedo en el cuerpo y los nervios a flor de piel, pasó el mes, sin verle la cara.

- Diciembre: el día 2 nació el amor hecho carne en un cuerpo serrano, acompañándonos pocos días después nuestra familia. Una Nochebuena inolvidable, todos juntos, en Cádiz.

En definitiva, un año precioso, para enmarcar. Con sus más y sus menos, como todos. Pero en general, redondo. Dios quiera que nos acompañe la salud en el 2011 y aunque económicamente sea peor, en lo personal sea infinitamente mejor.

Salud para todos. Feliz 2011!!!

lunes, 13 de diciembre de 2010

El trabajo en la Bahía

Que en Cádiz hay mucha gracia, sí. La hay. Que hace muy buen tiempo, sí. Lo hace. Que qué bueno el pescao frito, sí. Qué bueno.

Pero que la Bahía lleva varias décadas muriéndose en el más profundo ostracismo económico y político, también es una realidad. Me fascinan los gritos (no son pocos) de la gente insultando a Teófila o a Cabañas como si fueran ellos los responsables directos de la tragedia. Cuando yo creo que los responsables más directos, directísimos, somos los gaditanos. Borregos en manos de unos pastores holgazanes y avariciosos, que sólo miran por ellos, sí. Pero borreguitos. Borreguitos que vamos a pastar donde podemos. Pobrecitos.

Sé de alguien que trabajaba en una empresa hace no mucho cerrada en la Bahía y que me comentaba con cierta vergüenza ajena, cómo en plenos carnavales, se podían dar de baja en dicha empresa hasta un 60-70% de efectivos porque salían en agrupaciones o escribían como famosos autores, algunos. No digo que esto sea significativo (que lo es), pero me da mucha pena la cara del hombre que esta mañana se ha llevado la peor parte de la protesta frente a la sede del PSOE. Con la ceja partida y el ojo contusionado, aguantaba en la esquina de la calle Ancha, mientras sus compañeros, resignados, se cruzaban de brazos alrededor. Eso lo he visto en las fotos de www.diariodecadiz.es.

Sólo me gustaría desde estas líneas, desearles lo  mejor a estos currelantes, que encuentren pronto un trabajo y si no, que hagan como yo, que estoy fuera de Cádiz con mi familia desde hace varios años y hay vida después del peaje. Que a veces, toca dejar lo que uno más quiere para buscar el sustento y la satisfacción profesional.

martes, 7 de diciembre de 2010

Cuatro días en el mundo

Cuando naces, todo el mundo ríe y tú lloras. Y cuando mueres, todo el mundo llora y tú ríes.

Fue una de las cosas que me contaron hace poco en relación al parto, y que me resultó un pensamiento nuevo y curioso.

Quiero compartir con vosotros, queridos bloggeros, el nacimiento de nuestra hija Carmen. Todo ha ido fenomenal, y espero poder llevarla pronto a La Piedra Cuadrá, a ver Cádiz y su mar, su cielo.

Esta niña es murciana, pero –como buena hija de gaditanos – la guasa que tuvo al salir, nadie se la quita. Se quedó un poquito dormida en el útero de su madre y no quería bajar de ninguna manera. Bastante tuvo con aguantar “intraútero” la bajada del Cádiz a Segunda B, y la bajada del sueldo de sus padres, con las retenciones zapateristas. ¿Para qué voy a bajar yo?, diría. Algún día se lo preguntaré.

Por otro lado, han sido unos días de muchos nervios, muchas llamadas cariñosas para preguntar y para darnos la enhorabuena. Unos días preciosos, ahora que vuelvo la vista atrás, con la presencia y el calor de nuestra familia casi al completo (después no quiero quejas de la Plataforma Leo También Existe…). Esto siempre hace sentir que los famosos 600 kilómetros que nos separan, no son nada, porque el cariño y el amor de la family, no entiende de sistemas métricos ni de autovías ni de nada de nada.

Sólo lleva cuatro días en el mundo. Y nunca serán suficientes (no sé si habrá tiempo para ello), para pensar en el misterio tan grande de cómo del amor de un hombre y una mujer, puede obtenerse un fruto tan estupendo. Mientras nos recuerdo en el hospital, de madrugada. Los dos juntos en la habitación previa al paritorio, entre nervios, risas y una tranquila conversación (ya puesta la bendita anestesia epidural, claro). Cómo dejé de ser uno, al conocer y casarme con Mari. Cómo dejamos de ser dos, al volver a casa ahora en estos días y ser tres.