lunes, 13 de diciembre de 2010

El trabajo en la Bahía

Que en Cádiz hay mucha gracia, sí. La hay. Que hace muy buen tiempo, sí. Lo hace. Que qué bueno el pescao frito, sí. Qué bueno.

Pero que la Bahía lleva varias décadas muriéndose en el más profundo ostracismo económico y político, también es una realidad. Me fascinan los gritos (no son pocos) de la gente insultando a Teófila o a Cabañas como si fueran ellos los responsables directos de la tragedia. Cuando yo creo que los responsables más directos, directísimos, somos los gaditanos. Borregos en manos de unos pastores holgazanes y avariciosos, que sólo miran por ellos, sí. Pero borreguitos. Borreguitos que vamos a pastar donde podemos. Pobrecitos.

Sé de alguien que trabajaba en una empresa hace no mucho cerrada en la Bahía y que me comentaba con cierta vergüenza ajena, cómo en plenos carnavales, se podían dar de baja en dicha empresa hasta un 60-70% de efectivos porque salían en agrupaciones o escribían como famosos autores, algunos. No digo que esto sea significativo (que lo es), pero me da mucha pena la cara del hombre que esta mañana se ha llevado la peor parte de la protesta frente a la sede del PSOE. Con la ceja partida y el ojo contusionado, aguantaba en la esquina de la calle Ancha, mientras sus compañeros, resignados, se cruzaban de brazos alrededor. Eso lo he visto en las fotos de www.diariodecadiz.es.

Sólo me gustaría desde estas líneas, desearles lo  mejor a estos currelantes, que encuentren pronto un trabajo y si no, que hagan como yo, que estoy fuera de Cádiz con mi familia desde hace varios años y hay vida después del peaje. Que a veces, toca dejar lo que uno más quiere para buscar el sustento y la satisfacción profesional.

1 comentario:

Yolanda dijo...

Te estás poniendo blandito con la partenidad, jajaja. El señor de la cara partía, jugaba con sus compañeros a tirar adoquines a los coches de los policías, a darles empujones como si fueran luchadores de sumo (de zumito, más bien) mientras paralizaban el centro de Cádiz. La reacción de la policía tal vez fue desmedida, pero las cosas no se arreglan al modo "controladoraereoestresado". Y en Cádiz, hay mucho chufla, el de la ceja partida, también.