Debería salir en la Biblia, como un Santo. San Steve Jobs, me refiero, claro. Una persona especial, un genio, un tío con un talante muy particular, según cuentan sus biografías.
Yo lo encumbro en los altares cada vez que puedo ver/hablar con mi familia, con una altísima calidad de resolución de imagen y sonido. Esto no tendría tanto valor, como el hecho de que ellos se encuentran a unos pocos kilómetros de donde estamos.
Que mis padres y hermanos, mis suegros y cuñados, puedan ver su nieta y sobrina, como si estuvieran aquí delante, no tiene precio.
Por eso, me rindo ante Jobs y sus productos.
viernes, 16 de noviembre de 2012
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