domingo, 23 de diciembre de 2012

El otro 12

En Cádiz, ya lo sabemos los gaditanos, hay dos doces. Me refiero a los acontecimientos de este año que finaliza ahora: 2012. Por un lado, el Excmo. Ayuntamiento de Cádiz, la política gaditana en general (a la oposición también se le cae el culo con esto), están que no cagan con la celebración del Bicentenario de la Constitución. A mí me ha parecido fantástico celebrar todo lo celebrable. Pero estarán conmigo, mis queridos lectores, que Cádiz, tal y como están las cosas: "no tiene el coño para ruidos".
Esto, que -repito- ya lo sabemos los gaditanos, han tenido la genial idea de plasmarlo en un documental que próximamente verá la luz, realizado por Fernando Pedemonte y Manuel Trinidad. La Sonrisa Maquillada, se titula. Aquí os dejo un adelanto, que no tiene desperdicio, publicado en YouTube y al que he accedido desde el blog de Fernando Santiago.
En él se ven los carros de la compra, haciendo fila, a las 7 de la mañana en la puerta de Los Caballeros Hospitalarios, para recoger alimentos. Juzguen ustedes mismos, con qué 12 les merece más la pena quedarse. Ea.



lunes, 10 de diciembre de 2012

Armar el Belén

Siempre armar el Belén ha sido un día especial en mi familia. Cogíamos las cajas de cartón, roídas y recompuestas, del altillo. Llenas de polvo, las abríamos y empezábamos a contrastar con alegría el paso del tiempo sobre aquellas figuritas de plástico. El establo, obra de mi padre, es una auténtica viguería de madera y corcho natural. Como todo lo que él hace.
Con el tiempo y los cambios de localización, aquella costumbre se hizo un poco diferente. De tal forma que cuando llegamos a Murcia, Mari y yo no teníamos ni Belén ni ningún adorno navideño en nuestro recién estrenado pisito de solteros.
Al paso de los años, hemos ido comprando figuras artesanas de belenistas murcianos (creo que el que tenemos es de Griñán), y así poco a poco, fuimos formando el que hoy es nuestro humilde misterio.
Esta mañana mi Carmen y yo, ayudados de lejos por su madre, vigilante en todo momento de lo que nos traíamos entre manos, hemos logrado un año más, desempolvar esas cajas y observar con asombro cada una de las figuritas. Carmen en un ay, con cada una de ellas que íbamos sacando de su plástico y su corcho blanco protector.
Ha sido muy bonito el ver cómo esas tradiciones van pasando a las generaciones venideras.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Árboles a 5 leuros

Siempre me ha fastidiado mucho ver el día 7 de enero, un montón de containers de basura llenos de árboles de navidad, árboles reales, cortados, detestados y obsoletos. Me fastidia.
Usar un pedazo de árbol, como la copa de un pino, durante 15 días o un mes y luego a la basura.
Para eso, el Vivero El Valle, de La Alberca, ha puesto en marcha un plan de reforestación post-navideña, de tal forma que te venden el árbol, un pino en este caso, a 5 o 10 euros, según tamaños, y luego te comprometes a devolverlo a dicho vivero, para que ellos lo replanten. O si lo prefieres, te lo quedas en casa, todo el año y te indican los cuidados a seguir.
Pues allá hemos estado esta mañana y nos hemos traído un cacho de armatoste, que ya veremos cómo lo cuidamos. La encargada de la elección ha sido nuestra, siempre naturista y amante de los animales, amiga Ana.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El cepo romano

Parece ser que hay que ir a las chatarrerías a encontrar elementos culturales interesantes. Así es el caso hoy de un cepo romano, expoliado de algún yacimiento y dispuesto para ser adquirido, al peso, por alguien con ganas de fundirlo o vaya usted a saber.

Es la "deconstrucción" del arte, igual que en la cocina. Utensilios u obras de arte, que vuelven a ser fundidas para darle otro uso.
En Murcia ocurría algo parecido el pasado año, con dos esculturas de Campillo que fueron vendidas como chatarra.
Lástima no frecuentar alguno de esos recintos, para ver si encontramos, Dios mediante, un ánfora o alguna otra cosa rara.
Aunque, dígame la verdad, Ud. cuando ha visto la foto, ha pensado igual que todos, que más que un cepo romano, lo que tiene ante sí, es un pico de albañil de to la vida. ¿O no?

lunes, 3 de diciembre de 2012

Donde caben dos caben tres

Éste que es el lema de la conocidísima marca IKEA, podría posiblemente aplicarse a la nueva situación que vienen viviendo muchas franquicias de la misma, en sus cafeterías. Fiel reflejo de la crisis económica, política, social y moral en la que nos hallamos.
No digo más, para ahorraros tiempo en la lectura del siguiente interesante artículo de Gonzalo Suárez, publicado en EL MUNDO el 22 de abril de 2012:

Hoy comemos los seis en Ikea por 8 eurosPerritos a 50 céntimos, albóndigas a un euro... Personas en apuros recurren a las ofertas de Ikea para comer caliente. Un cliente: «Quien pasa hambre es porque quiere»La mujer se plantó ante el mostrador de Puri, en la cafetería del Ikea de Murcia, al caer la tarde. En una mano llevaba un billete de cinco euros; en la otra, un repóker de niños hambrientos. Pidió cinco menús infantiles: pasta, yogur y zumo a un euro por cabeza.-Cocinera, ¡échanos más macarrones, que tenemos hambre!-, aullaban los chavales.-Hágales caso. Ellos tienen hambre... y yo no tengo más dinero-, terció la mujer.La cocinera se conmovió ante la escena. Así que, disimuladamente, sirvió un cacito extra a cada niño. «Eso sí, la madre se quedó sin cenar», recuerda.La cafetería de Puri, como la de las 18 tiendas de Ikea en España, lleva meses a reventar. Y no sólo de clientes que toman un tentempié mientras amueblan la casa. También hay personas en apuros económicos que combaten el hambre con las ofertas de la empresa sueca. «Desde que empezó la crisis, esto es el no parar», resopla la cocinera.En Ikea se puede comer todo un día por sólo tres euros. De desayuno, café y un bollo: 50 céntimos. De comida, un menú infantil: un euro. De merienda, un perrito caliente: medio euro. Y, de cena, diez albóndigas con puré de patatas y salsa de arándanos: otro euro. Más barato que cocinar en casa.De ahí que hayan surgido auténticos expertos en exprimir estas ofertas. Como Israel, de 36 años, y Cecilia, de 28, que visitan dos veces a la semana el Ikea de Alcorcón (Madrid), a los que hoy se ha unido la madre de ella, María Luisa. Por sólo 5,80 euros, cenan los tres: dos raciones de albóndigas, tortitas con nata, más pan, café y refresco.El trío explota todas las rendijas del sistema. El café les sale gratis porque tienen la tarjeta Ikea. El refresco es rellenable, así que comparten un vaso entre todos. Y los días que no hay oferta de albóndigas, se contentan con el menú infantil. «Con eso cenas... Aquí quien pasa hambre es porque quiere».Así, algunos han convertido Ikea en una especie de comedor social. En el Ikea de Jerez, tres matrimonios con hijos cenan allí casi todos los días. Piden albóndigas más un refresco para compartir. Los días especiales, añaden un cucurucho de helado para los niños. La familia duerme con el estómago lleno por cuatro o cinco euros.«Ni McDonald´s puede competir con esto», coinciden Silvia y Rubén, dos inmigrantes mexicanos que cenan albóndigas y refresco de cola en el Ikea de Hospitalet. «Es bueno. Es barato. Y el lugar es cómodo».Cuando fundó Ikea, Ingvar Kamprad solía decir: «Un estómago vacío no compra muebles». Ahora, la crisis ha falseado esta sentencia. Cada vez más clientes utilizan el atajo semioculto que permite saltarse el laberinto de muebles y plantarse directamente en la cafetería. «Muchos sólo vienen a comer», confirman los sindicatos.En Ikea no facilitan estadísticas sobre este fenómeno. En cambio, sí que confirman que han modificado su política de precios por la crisis. «Este año hemos reducido los precios de nuestros productos de alimentación más vendidos para que todo el mundo pueda comer comida de calidad a buenos precios», dice Kevin Johnson, director del área de restauración de Ikea.Seis millones de perritos, 16 millones de albóndigas... Las cifras de ventas son colosales. En total, sus cafeterías facturaron 55,67 millones de euros el año pasado, un 23% más que en 2009. Y eso que han recortado sus precios, lo que significa que el volumen de comida que han servido crece todavía más.En Alcorcón, nada hace intuir esta tendencia. La clientela parece la de siempre: jóvenes que montan su primer hogar, familias cargadas de muebles... Pero, entre el gentío, se detecta a los que sólo han venido a comer. El jubilado que rellena el café tres o cuatro veces. El cuarentón que recicla un vaso de la basura para tomar un refresco gratis. Los clientes que remolonean hasta las 17:00, cuando entra en vigor la oferta de las albóndigas a un euro.Entre los adictos de los meatballs está la familia Navarro-Sayabera. Por ocho euros, cenan seis: el matrimonio (Ana y Juan Jesús), los niños (Marcos e Irene) y los suegros (Rosa y Simón). Entre todos, dan buena cuenta de una ensalada y seis platos de albóndigas.-¿Por qué vienen a Ikea?-Mi mujer está en paro. Yo monto ascensores y ya sabes cómo está la construcción... Hay que ahorrar-, cuenta Juan Jesús.El fenómeno es cada vez más habitual en España. Aunque, de momento, ha pasado desapercibido. Aquí no se han producido las protestas de Bélgica, donde la patronal de hosteleros invitó a 200 vagabundos a Ikea para denunciar su «competencia desleal». «Tras ver las albóndigas por un euro, la gente tratará los restaurantes normales como ladrones», dijo su presidente.Muchos restauradores no entienden cuál es el negocio de vender diez meatballs a un euro. Y la respuesta es simple: en realidad, no es un negocio. «Ikea concibe la venta de comida como un servicio, no como una actividad de la que sacar beneficio», explica una portavoz de la multinacional sueca.Gracias a la cafetería, Ikea consigue que sus clientes se queden más tiempo en su local. Además, los precios ajustadísimos afianzan su imagen low cost. Tras la paliza de recorrer la tienda, lo último que ve el cliente es un perrito a 50 céntimos.Pese a estas irresistibles ofertas, las cafeterías de Ikea ganan dinero. O, al menos, no lo pierden. «Teniendo en cuenta que en 2011 se vendieron 16 millones de albóndigas, en raciones de 10, 15 o 20 unidades, no es difícil entender que los grandes volúmenes permitan generar lo suficiente para pagar los costes de estructura», explican en Ikea.Pero esta jerga de MBA no está en la mente de las personas en apuros que visitan sus instalaciones. En el Ikea de Badalona, por ejemplo, un hombre demacrado almorzaba todos los días dos perritos calientes y varios vasos de refresco.-Señor, que esto no es sano-, le decía la responsable del tenderete.-Ya, hija, pero no puedo permitirme otra cosa.Hace semanas que el cliente no aparece a su cita diaria. «Estoy preocupada», admite la camarera.De vuelta a Murcia, Puri recuerda a la pareja que pidió cuatro raciones de albóndigas: dos para comer en el momento, otras dos para un tupper. O el matrimonio de ancianos que, avergonzados, le pidieron comida gratis. «Saqué dinero de la taquilla, me puse a la cola y les invité a cenar...», recuerda. «A veces, este trabajo te parte el alma».

domingo, 2 de diciembre de 2012

El Tesoro de Mercedes

Finalmente, el Tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes acabará en Cartagena. Cosa que no me disgusta en absoluto, por el vínculo ya mil veces comentado, existente entre Cádiz y Cartagena. El Arqua es una preciosidad de Museo de Arqueología Subacuática, muy currado.
En Cádiz no podemos ni abrir la boca. Ese tesoro, aunque hundido y expoliado en nuestras aguas, no nos pertenece. Y no nos pertenece porque nada se ha merecido nuestra trimilenaria ciudad, que ha estado todo el año pensando en el 2012 y poniéndole el culo a los mandatarios de ambos lados del océano, más una familia real que no nos merecemos. En eso ha invertido Cádiz los últimos años.
Y si en el post anterior felicitaba al Museo Arqueológico de Cádiz por sus nuevas incorporaciones, en este no tengo más que lamentar la cicatería de mi ciudad y alegrarme por la Carthago-Nova de mi amigo Carlos.
Enhorabuena!