En esta vida hay muchos viajes.
Para empezar, el que te regalan tus padres, cuando tú, siendo un vulgar espermatozoide, viajas hasta el útero para encontrarte con tu otro "yo", el óvulo.
Luego, están los viajes de fin de curso del colegio o el primer viaje en tren o en avión. O la primera vez que viajas en coche.
O el primer viaje que haces con tu pareja, a un destino romántico, dígase París, por ejemplo.
Y el viaje de la luna de miel, a un lugar exótico, recién casados.
Luego están los viajes de los amigos de toda la vida, que una vez al año se juntan y organizan un fantástico tour por España y Portugal.
Y el viaje con tus hijos a Disneyland o a Las Canteras de Puerto Real.
Probablemente algún día te despidas de tu hijo y te toque llevarle al aeropuerto porque de viaje se va, buscando curro a otra ciudad.
Para ir acabando, el penúltimo viaje. Ese que nos conduce a lo desconocido, de donde nadie vuelve. Al cielo si eres bueno, al infierno si malvado fuiste.
Y ya el último. El viaje que muchos no hacen porque no quieren o no pueden decidir. Un viaje que es casi tanto o más fascinante que el primero que he relatado.
Un viaje a distintos lugares en el mismo tiempo. A distintas personas en la misma noche. Estoy hablando de la donación y el trasplante de nuestros órganos, puesto que anoche mismo pude asomarme a uno de ellos. Es el viaje de un hígado, un corazón, unos pulmones, unas córneas, un intestino o unos huesos. Un viaje esperanzador.
Resulta curioso combinar en el mismo espacio y tiempo, dolor y esperanza. Donde unos sufren y lloran, otros lloran y esperan. Donde un niño aparentemente se acaba, otro niño comienza. Y todo esto gracias a la maquinaria de las unidades de trasplantes. Cirujanos y enfermeros que se ponen en marcha, viniendo desde diversos lugares, en avionetas, para recoger, mimar y viajar con el órgano deseado hasta el lecho de sus pacientes.
Es el mejor viaje que podemos hacer. El mejor viaje que podemos regalar. En una misma noche, una o varias personas pueden seguir viajando gracias a ti. Y eso, amigos míos, no tiene precio.
7 comentarios:
Que razon tienes. Hay algo mas hermoso que dar? dar despues de estar muerto, dar a alguien desconocido la posibilidad de seguir viviendo, darle vida a alguien de tu no vida. Que generosidad!! hay que ser generosos hasta despues de muertos. Debe ser muy duro cuando a la familia le pregunten, pero debemos pensar que vamos a hacer felices a otras personas, a otras familias. Oscar estoy enganchadisima a tu blog.
Muchas gracias Lala!!
Estoy descubriendo una forma de expresarme mediante estos posts, que me está gustando mucho, porque puedo "verbalizar" cosas que veo y siento, incluso que imagino. Y gracias a los lectores/as como tú, este blog sigue adelante. Un abrazo.
....Y se te han olvidado otro tipo de "viajes"....El que te pueden dar por pasarte de la raya....Piensalo, que tan bien tiene su razón de ser. Muy hermoso, hermanito....Me parece increible que hayamos salido del mismo sitio....
no hay nada mejor que "regalar" a los demas;risas,miradas,regalos,detalles,VIDA....
nos toca ver mucho dolor,pero tambien muchas muestras de "amor"que hay que ser valiente para darlas.
bs
GADES27
Que bonito lo has escrito io!!!ole tu!!! Hay que ser generosos hasta despues de muerte y por el camino no olvidarse nunca de quien somos y de donde venimos....y que todos vamos a acabar en el mismo sitio, unos mejor que otros pero.....
Aqui te dejo algo para ser generosa MUAKSSSSSSSSSSSSS.......
Preciosa el comentario, Óscar. Sólo me gustaría añadir un matiz: si ya es importante la donación en adultos (y yo soy donante "de todo" desde muy jóven), más aún, si cabe, lo es en niños; y esto último lo digo como padre de una preciosa niña de cinco años que, gracias a Dios, está más sana que una manzana.
Viva la cirugía pediátrica y viva tú.
Enrique.
www.callejeras.es
Desde la perspectiva de alguién de la UCI que está con ellos desde el comienzo hasta el momento de "lo siento, pero desgraciadamente ya no podemos hacer nada por él/ella" :
mi total admiración por esos padres ( de todas razas, niveles y cultura) que en el momento más duro de su vida, dejan a un lado su dolor, para que otro padre en cualquier parte del mundo no pase por ese tremendo momento, y otro hijo ( porque sí, en algún lugar de su corazón, pasará a ser de ellos también) pueda seguir viviendo.
PD. Oscar sigue así ¡ no pareces cirujano! ;-)
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