lunes, 27 de octubre de 2008

De abrir los ojos (II) y bebés medicamento

No quería acabar la reflexión de ayer sin hablar de un tema candente de estos últimos días. Se trata de los ahora llamados "bebés medicamentos". Niños que "abren los ojos" para enderezar los renglones que la Naturaleza ha torcido en sus hermanos.

Admiro el estudio y la investigación realizados para la selección genética en todas sus variantes, que se está desarrollando en muchos lugares de nuestro país. Me parece una diana terapéutica acertadísima para resolver muchos problemas, muchos quebraderos de cabeza y mucho sufrimiento.

¡Qué cojones sabe nadie del sufrimiento humano! ¿Quién se atreve a dictar normas?

Anoche mismo, de guardia, acompañaba a unos padres que tienen a su hija pequeña enferma. Entre sus preocupaciones estaban las posibles opciones terapéuticas para el problema de la niña. La chica en cuestión, tiene una enfermedad poco conocida y poco frecuente en niños. Un problema de difícil solución. Su mamá me llegaba a preguntar si ella podía donar alguna parte de su cuerpo para resolverlo. Ante este tipo de situaciones desesperantes para pacientes, padres, familia y personal sanitario, no se pueden dar muchas expectativas. O por lo menos, no todas las que uno quisiera.

En mi práctica diaria me encuentro con muchas preguntas del tipo: ¿todo irá bien, verdad? ¿no estará muchos días ingresado, no? ¿a que estas operaciones son una tontería?

Ya me gustaría ser adivino para ofrecer soluciones certeras. Ya me gustaría que los niños no ingresaran nunca. Y ya me gustaría que todas las operaciones fueran una "tontería".

No tenemos todas las armas terapéuticas al alcance de nuestras manos. Pero evidentemente ha habido un avance tremendo en los últimos 50 años de medicina. Por ejemplo, hablábamos esta tarde un compañero y yo, sobre la cirugía que se practica ahora y la que se hacía hace medio siglo en Murcia. No hay color.

Pero, muy a nuestro pesar, y a pesar de los avances, sigue habiendo problemas para los que no tenemos soluciones. Soluciones inmediatas.



Y entonces, cuando llegan esos científicos, genios de la medicina y la investigación, con sus células madre de cordón umbilical, sus posibilidades terapéuticas, sus soluciones a los problemas, aparecen los Doctores de la Iglesia, para llamar a estos niños "bebés medicamentos".

Para eso sólo hay una contestación: "Nadie tiene Amor más grande, que el que da la vida por sus amigos" (del Evangelio de Juan, 15, 13).

3 comentarios:

Paul Spleen dijo...

Creo que he sido el visitante n.º 1.000 de este blog. Como mínimo, podrías regalarme una gorra o algo. O una camisola del Cádiz. ;o)

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Eso está hecho. Te regalaré una bufandita del cádiz para el coche. Y un llavero y un mechero. Gracias a estas 1000 visitas (mías deben ser por lo menos 500) así que yo también me regalaré un mechero y un llavero.

Anónimo dijo...

pos yo creo qeu he sido el 1061, a ver qeu me cae, porque bufanda y llavero ya tengo, asin que como minimo un güen acompañamiento para ese foie que estoy elocubrando y que espero que vea la luz la semana que viene.