martes, 16 de diciembre de 2008

Se le apagó la luz

No lo sabía y ayer me enteré. Después de mi fin de semana fantástico, maravilloso, sin guardias, no lo supe. Y me quedé pensando. Pensé mucho.
Una mujer maravillosa, con unos ojos de esos que cuando te miran, tienen toda la alegría y vitalidad que uno siempre añora en los ojos de una chica.
Con una sonrisa, que hasta el último momento, ha sido un oasis en mis guardias. Un paréntesis en la enfermedad. Un kitkat ante el destino.
Unas manos muy bonitas, estilizadas y preciosas, que supe acariciar primero como cirujano y luego como si fuese de mi familia.
Su padre, un crack. Un tanque, de esos que arrasa con todos los problemas que se le han presentado en el camino y de esas personas (no podía ser menos) que siempre te dicen "Buenos días" o "Buenas tardes" con la sonrisa en la cara, en los ojos.
Esta vida, que no es del todo justa con casi nadie, nos da bofetadas fuertes de vez en cuando. Y la de ella, ha sido una bofetada, en toda regla. A una semana de su trasplante.
Como una vela que aguanta la ventisca, la lluvia y renace la llama, ella lo ha aguantado casi todo. Pero a las velas, también se les agota la cera, y en este caso, a ella, se le apagó la luz.
Su vela se ha apagado, por lo menos terrenalmente, pero nos ha dado luz y calor como el fuego más devastador, con solo doce años. Un besito muy grande, donde estés, P.

2 comentarios:

Paul Spleen dijo...

Vaya, hombre, lo siento. A ver si mejora la semana.

Llego el viernes: espero veros estas fiestas.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Quisiera corregirte, Paula es una luz imcombustible, que ilumina cada instante de nuestras vidas.Como lo fue su madre, con la que ahora forma una constelacion que da brillo a un firmamento que andaba cojo sin una estrella de su calidad.
Para su epitafio he elegido un texto de Borges:
"Algunas hojas caen antes del arbol, pero continuan cerca, alimentando nuestra raiz con su alegria"
Por lo demas, decirte que su final fue placido, rodeada de sus seres queridos.Y bello...la muerte debió quitarse el sombrero ante sus 8 meses de lucha y sufrimiento,como homenaje la dejo con una cara de paz, descanso y yo me atreveria a decir....felicidad.
Mi sobrino Jose M. es el funerario que la asistio.Tito, me dijo, "nunca he visto nada igual.Casi sonreia."
Gracias a todos los que habeis puesto de vuestra parte para lograr un imposible.Medic@s, enfermer@s, auxiliares,maestros, payas@s,limpiadoras,celadores.