Ojos en los dedos

Eso es lo que tiene el señor que ahora les presento. Lo conocí hace bien poco y desde entonces no paso un día sin poderlo escuchar y ver. Aunque él a mí no me podría ver. Y no porque le cayera mal, sino que el hombre es ciego. Pero no importa. Para lo que él hace, sus manos y su garganta, le bastan. Como sobran las palabras, os dejo con RAÚL MIDÓN. El video fue en su primera aparición pública en un programa americano de renombre. Impresionantes los falsetes y la velocidad a la que su mano derecha golpea para darle el timbre a las cuerdas.

984 kilómetros

Cuando cerró la puerta de su casa, volvió la cabeza para echar una miradita. Una mirada rápida, de reojo. Una mirada simpática y descarada, como ella. Supo que no volvería más a vivir allí, pero las puertas que se le abrían por delante eran muchísimo más atrayentes en ese momento de su vida.
Con la conciencia tranquila y las alforjas llenas de ilusión, se hizo a la mar y navegó los 984 kilómetros que separan una ciudad de la otra.
Las tormentas y los huracanes llegaron. Pero ella los pasó y los pasa de largo, pues es mujer de altos hornos, a la que dos gotitas de lluvia y un poco de viento no le hacen temblar. Y como en Million Dollar Baby empezó a ganar combates poco a poco. El día que conoció a su hombre supo definitivamente que los 984 kilómetros no los volvería a recorrer más a la inversa. Su lugar estaba allí. Su sitio estaba allí. Volvería a casa, pero casada.
Y de repente lo entendió todo. Entendió el porqué le sentaba tan bien el traje de gitana que su madre le ponía de pequeña. El roete y la peineta. La flor en el pelo. Todo. Entendió que el gaditano nace donde le da la gana. Y comprendió más tarde, que los novecientos ochenta y cuatro kilómetros son pura anécdota para ella. Porque ella ya lleva en las sienes más de tres vueltas al mundo (y las que le quedan). Así que comprenderán ustedes, que sólo esos kilómetros, 984, no son suficientes para separar Bilbao de Cádiz. Ella nació allá, pero es de aquí. Muy difícil de explicar. Un abrazo.

Mari y Óscar

El concurso

En estos días que empiezo a seguir el concurso de los carnavales de Cádiz, me doy cuenta de que ya no es lo mismo. Mi padre, que en estos días anda por Murcia, esta tarde, creo, que se ha dado cuenta. Hemos puesto http://www.carnaval-tv.es/ y hemos dado un repaso a la sesión de ayer tarde. Y hemos visto y oído la comparsa LOS TRASNOCHADORES.
Eso hace unos años era imposible. Sin ir más lejos, el año pasado. Este año puedo ver y escuchar al mismo tiempo (aunque por internet y con cierto retardo), todo el concurso, gracias a Onda Cádiz Televisión. Y todo eso sin contar con la cantidad de páginas webs que guardan contenido "carnavalero" de otros años, letras, músicas, fotos...
Todavía recuerdo cuando me acostaba en la habitación con mi hermano y poníamos en la mesilla de noche que teníamos entre las dos camas, un transistor rojo, antigüísimo ya entonces (yo tendría unos nueve o diez años) y allí nos dormíamos escuchando NOS QUEDAMOS DE PIEDRA, LOS COMBOIS DA PEJETAS o el cuarteto EL VELATORIO. Nos reíamos mucho y de aquellas noches ya sólo queda la magia, el duende, que el Gran Teatro Falla desprende para todo aficionado al carnaval. Y aunque el carnaval sea a veces una lacra para el gaditano y para Cádiz, de la que me avergüenzo, sobre todo, cuando se trata de hacernos daño entre nosotros mismos. Lo mío es mucho mejor que lo tuyo. Yo soy un artista, tú no. Soy tela de gracioso, lo que tú haces es una birria.
Yo, del carnaval, prefiero quedarme con el transistor rojo de mi hermano y esas noches escuchando "El Falla" mientras estudiaba EGB, BUP, COU y la carrera. Y ahora que trabajo, también lo sigo. Por lo menos un poquito todas las noches. Aunque ahora el transistor es un portátil con las teclas gastadas.

NOTA: Por cierto, la foto que he puesto arriba, está hecha en una sesión clasificatoria en El Falla, en el año 2003. Tres jóvenes estudiantes de medicina que ahora se dedican a la Cardiología, a la Pediatría y a la Cirugía Pediátrica. La que hacía la foto era Mari, por eso no sale.

El romancero

Como ya os dije ayer, ya se va acercando el carnaval. Y como cada año, me preparo con mi amigo Sergio Carmona para llevar a la calle nuestro Romancero.
¿Qué es un romancero? Fácil. Una agrupación de 2 personas que cuentan una historia (en verso octosílabo con rima A-B-A-B) ayudados por un cartel con viñetas de cada verso. La historia, siempre es de cachondeo, la solemos basar en el "tipo" (disfraz) con el que nos caracterizamos cada año.
Este año, el romancero se llama LOS QUE VINIERON ANDANDO, DESDE EL TIBET A SAN FERNANDO ("De Pekín a Pasquín"). El tipo es del pequeño saltamontes (Sergio) y el maestro Po (servidor).
Pronto os iré adelantando alguna cosilla y en homenaje a mi amigo Fran Carvajal haré un post con todos y cada uno de los romanceros escritos hasta ahora. Ya son siete años de romancero (nos faltan sólo dieciocho años para antifaz de oro...).
Para los que no lo escuchásteis o sois de fuera, aquí os dejo un video del pasodoble de una comparsa llamada LA COMPARSA DE MOMO. Son del año pasado y cantan muy bien. Espero que os guste.

De pestiños, ostiones y erizos

Ayer y hoy son días importantes para el Carnaval de Cádiz. Veréis.

1º Ayer fue la "Pestiñá":

Para los que no "seis" de Cádiz, os diré que:

Primero de los muchos que siguen a un carnaval repletito de actos gastronómicos: pestiñá, erizá, ostioná, panizá, galerá...

En este acto se reparten Pestiños y la gente, mientras los degusta, puede escuchar agrupaciones del carnaval, normalmente coros, en la calle. La plaza de San Francisco y la peña Los Dedócratas son el centro de esta curiosa fiesta.

Para los que sí "seis" de Cádiz, os diré que:

Vaya tela los coros. Cada año cantan menos coros (no sabemos si la pela hará estragos también en el carnaval, imagino que sí). Este año sólo 4. Me alegra saber que EL CORO DEL FUTURO, el de los niños, sí cantó.

2º Hoy es la Erizá y la Ostioná:

Segundo y Tercero de los actos gastronómicos en los que se reparten erizos y ostiones, dos crustáceos que no salían en la película La Sirenita, pero que ahí están en plena Caleta. Se comen y todo. Pero os recomiendo que los compréis con la ITV pasada, porque si no, tendréis que llevar una botellita de Sueroral y un buen Primperán IM.

Y aunque mi familia cree que no hemos podido ir este fin de semana a Cádiz, se equivocan. La clandestinidad de estas fiestas multitudinarias, nos han permitido estar en nuestra querida tierra.

Motivos para la esperanza

Quiero que hoy sepáis que hay motivos para la esperanza. Hay días extraños en los que todo se ve gris, gris oscuro, gris claro, gris plomizo, gris tirando a negro. Pero también hay días, muchos, en los que todo se tiñe de un cielo azul-Cádiz, precioso, precioso.
Con sólo una mirada de esperanza, hay gente que te alegra. Los que están a tu lado y para los que tú trabajas. Jamás ver cómo sale pelo de la cabeza de alguien, me había dado tanta esperanza. Y es algo que agradezco a la vida, y a la bendita quimioterapia, que se funde lo que no podemos los cirujanos.
Hoy, hay motivos para la esperanza.

La auténtica

Hoy me ha llegado un mail de mi hermana. Se trataba de "la auténtica". Hasta ahora he hablado de ella en alguna que otra ocasión. Y cada vez que me leeis, consciente o inconscientemente, la mentamos.

Es dura, como una roca. No se vence, a pesar del tiempo. Ahí está, en medio de Cádiz, plantando cara, con guasa y chulería, a la espuma del mar.

No se le pueden hacer fotos, porque ella no se deja. Vive en un territorio poco dado para andar por ahí. Por lo que la gente, no va casi nunca, con cámara de fotos.

Y no os digo más. Sólo que aquí la tenéis. Es la primera fotografía que veo de ella, y aunque no sea muy bonita, es muy significativa. Es, LA PIEDRA CUADRÁ.

La retropatilla

Queridos todos. He participado en el Patilla WC (World Championship). El campeonato anual de combinaciones cabelludas, bien sea el bigote, la patilla o como se estipula para el próximo año, las crestas.

Tenía varias ideas para presentarme a este concurso. Concurso, entre otras cosas, serio donde los haya. Hay unas normas marcadas que no puede uno saltarse a la torera. Pero, en definitiva, consiste en llevar la patilla o el diseño patillesco más original que uno pueda imaginar y realizar. Porque, claro, imaginar todos podíamos imaginar cosas. Pero REALIZAR, queridos amigos, REALIZAR, es harina de otro costal.

Entre mis ideas (ninguna funcionó), me decliné al final por mi estilo patillesco natural, que considero peculiar e intransferible. Se trata de la RETROPATILLA. La retropatilla, es llamada así, porque su diseño no es el de una patilla que va hacia delante, hacia el carrillo. Va hacia el lóbulo de la oreja.

Algo así:

Al final, quedé el tercero por la cola, pero muy satisfecho, pues no quedé el último. Así puedo decirme orgulloso de haber participado con gran dignidad (aunque un diseño que ha generado muchas críticas) en un concurso de alto prestigio. Gracias.