lunes, 16 de febrero de 2009

Adán el Caradura y Evax, fina y segura

Fue nuestro segundo romancero. Lo recuerdo con gran cariño, puesto que fue el primero que llevamos al concurso oficial. Y no hicimos un mal papel. La gente se rio muchísimo, actuando en el rebosante (casi imposible vernos), teatro de la vieja Salle Viña.

Lo preparamos más a conciencia y tuvo un muy buen resultado en la calle. El cartelón estaba hecho (como siempre por mi padre), emulando el árbol del Edén, con una serpiente de cartón piedra que se salía y todo para fuera. Y los libretos eran muy cachondos, recortados en forma de manzana (vaya tela la pechá de recortar que nos dimos viendo la final en casa de Sergio...).

En la calle lo pasamos mejor que el primer año, porque además salimos más días (creo que sólo el primer y el segundo fin de semana) y tuvimos nuestro primer contrato serio en la Casa de Extremadura (fuimos generosamente obsequiados con embutidos de la tierra y bebidas a go-gó).


En fin, una experiencia inolvidable esto de representar a los Padres de la Tierra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aquí faltan fotos de romanceros tibetanos