martes, 23 de junio de 2009

Cámaras digitales

De vez en cuando recuerdo coger el album de fotos de la boda de mis padres y echarle un vistazo. Ahora, evidentemente, lo hago menos, puesto que no estoy viviendo allí.
Es emocionante, ver las fotos de ellos, hace casi 50 años (dentro de unos pocos añitos harán las bodas de oro), allí, en el altar de la Iglesia de Santa María de Guadalupe, en Algar. Caras desconocidas, otras juveniles, otras desaparecidas ya. Envases de fanta naranja obsoletos y que ahora valdrían una pasta en cualquier subasta de antigüedades.
La pena, que son fotos contadas. Caben en un album y no hacían falta más. De viaje de novios, se fueron a Madrid y existe una sola foto. Enamorados, alegres, en la puerta de un bar. Mi madre, guapísima, jovencísima y agarrada a su brazo, son testimonio de un amor que dura casi medio siglo. Y esa única foto, lo refleja.
Lo que os venía a contar hoy, es que gracias a las cámaras digitales y de los móviles, puedo disfrutar de miles (literalmente) de fotografías y ver cosas que el día de la boda, no pude ver.
Me gustaría en estas líneas agradecer la presencia de los que hicisteis un esfuerzo generoso de tiempo y distancia, por venir, por ejemplo desde Burgos, Barcelona, Madrid, Sevilla, Algar, y por supuesto, no podía ser menos, de Murcia. Gracias a todos. Ahora, ya tranquilos y sin los nervios y la emoción de aquel día, vemos los videos, las fotos, divertidas y simbólicas. Nos damos cuenta de que realmente lo pasásteis muy bien. Como muestra, un botón.
Yo sabía que me había entrado arroz en la boca, al salir de la iglesia, pero no que alguien había hecho una instantánea del momento.

Tampoco recuerdo el buen día que nos hizo y la neblina que se apoderó, ya en la noche, de La Caleta (y consecuentemente, de la piedra cuadrá, que tan cerquita teníamos ese día).


No sabía qué cantidad de arroz y papelillos se podían tirar en la puerta de los Salesianos, que dicho sea de paso, nos rogaron encarecidamente no tirar el primer elemento gastronómico, puesto que había octogenarias que, en repetidas ocasiones, besaban el suelo, gracias a estos gestos de amistad eufórica.


Y por último, me quedo con esta imagen, que es extraordinaria, testigo fiel de la mezcla del buen tiempo que nos hizo, el vino de la tierra y la cervecita, que no nos falte. Creo que la hizo M. J. Sánchez, a la cual doy las gracias desde aquí, por tan preciada reliquia de ese día.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito todo!!
La comparsa de Luis Rivero tiene un pasadoble comparando las bodas de antes con las de ahora y viene a decir lo mismo que dices tu Oscar!! besos.
http://www.youtube.com/watch?v=Rvyt2Vd8-Uc

chano dijo...

...qué bonito.....las camaras digitales, las fotos, la comparsa del rivero....ayyyyyyy....voy a hacerme la prueba de la glucosa, porque con tanta dulzura seguro que se me pone el azucar en 6 gramos.....Se te quiere hermanito.....

Inma dijo...

tantas fotos son geniales, pero q vuestro amor sea igual o mayor q el demuestran nuestros padres yq dure eternamente...q te peten primo!