martes, 16 de septiembre de 2008

El Valor y el nicho 29

Mi padre tenía 11 años. En Algar, el pequeño pueblo de la Sierra de Cádiz donde nació y vivió hasta tener casi mi edad, haría un calor tremendo. Seguro. Porque era pleno mes de agosto. Él me contó en una ocasión cómo aquel día el cielo se puso más rojo de lo normal. Y a lo lejos, amortiguado, se escuchó un enorme ruido, cómo de cañonazo.

En Cádiz casi no nos acordamos ya. Sólo han pasado 61 años. Pero la actual configuración de muchos barrios de Puerta Tierra, incluido Trille y la Segunda Aguada, los míos, es consecuencia de lo que ocurrió el 18 de Agosto de 1947.



Un almacén lleno de minas se incendió y explotó. 200 toneladas de trilita. Consecuencia: 152 muertos y 5.000 heridos. La parte "nueva" de Cádiz, destrozada. Los cadáveres no identificados, en el nicho 29, "fila 5, patio 6 de la línea Norte del cementerio de Cádiz y en una fosa común del patio 3, línea Sur, empleada para sepultar este tipo de despojos no identificados" (Aparicio Florido, JA).

Un varapalo del que la ciudad aún tiene cicatrices. Todo el diseño inmobiliario de los barrios de "Puerta Tierra" (así llamamos en Cádiz, la parte nueva de la ciudad), se vieron afectados. Se propuso un plan urbanístico para el resurgimiento de aquella zona afecta. Entre aquellas medidas, se propuso abrir dos grandes arcos en la fortificación de las Puertas de Tierra que separan el casco antiguo de la parte nueva. Todo para que hubiera una mayor fluidez entre las dos partes de la ciudad. Dicho sea de paso, las Puertas de Tierra ayudaron a que la onda expansiva no afectara al casco antiguo. Aún así hubo algún incidente.



Las puertas de la Catedral, se doblaron por la onda expansiva

Y en medio de la tragedia, como siempre, el Valor. Me gustaría dedicar unas líneas al capitán de corbeta don Pascual Pery Junquera.

Resulta que había otro almacén al lado del que explotó que también estaba repletito de minas. Aquella tarde cuando el fuego se apoderó de la Base de Defensa Submarina y el caos más absoluto reinaba en el Barrio de San Severiano, un reducido grupo de marineros bajo el mando de don Pascual, se metieron en el meollo de la cuestión para sofocar el fuego. Sus manos y escombros fueron los artilugios para controlar aquellas llamas.



don Pascual Pery Junquera, un héroe

También los ciudadanos de Cádiz, los que estaban vivos o no estaban heridos, se coordinaron para apartar, empujándolo, un vagón de tren que iba cargado de explosivos.

Unos héroes. Cuando le ves las orejas al lobo tan de frente, lo normal es correr. Lo que muchos hubiésemos hecho. En cambio, esos hombres arriesgaron su integridad física para proteger al resto de sus paisanos. Similar a los bomberos del 11-S, pero con una peculiariedad. Allí, los bomberos son héroes y serán recordados cada 11-S de cada año.

Aquí, aunque "El hecho fue providencial, su importancia se fue diluyendo con el tiempo ante la gravedad de semejante acontecimiento y la prioridad del Estado español de acallar el asunto y minimizar su importancia por cuanto suponía de descrédito para el gobierno y el ejército" (de http://familiapery.blogspot.com/2007/02/la-explosin-de-cdiz-1947-belt-iberica.html).

Pero en el fondo, la memoria histórica de Cádiz, les debe a estos héroes un agradecimiento eterno. Mientras que, como dice Antonio Burgos, aquella noche Antonio Machín no cantó en el Cortijo de los Rosales, estos se jugaron el pellejo para que mucha gente siguiera escuchando el "angelitos negros".

2 comentarios:

CHANO dijo...

Que.....te ha gustado el correo que te envié ayer ¿no? Pues me parece muy bien y muy justo lo que dices. En Estados Unidos, este hecho, hubiera tenido una repercusión mundial sin límites. Pero claro, estamos en Cádiz y en España... Aquí lo más inteligente fue, lo que los romanos llamaban "Pan y Circo"(cuestión esta que todavía hoy se sigue practicando). Cuando veas que la cosa se pone fea, a mirar para otro lado, y para que la muchedumbre no se espante, pues le ponemos mucha diversión y le llenamos la tripa. Eso fue lo que ocurrió en Cádiz. Por aquellos entonces, el Carnaval, bajo el yugo de "tito Paco", estaba prohibido en todo el territorio español. Pero en ese año, 1947,y los siguientes, en nuestra ciudad, se volvió a cantar para que la gente pudiera sacar fuera, por medio de las coplas, toda la pena y todo el recuerdo de los muchos que se fueron y por supuesto, los muchos que se salvaron por los pelos. En resumidas cuentas, que al gaditano, para que se le escuche y saque todo el arrojo y el coraje que pueda llevar dentro, le tiene que ocurrir una tragedia, aunque ultimamente, las tragedias ocurren diariamente en muchas casas y en muchas calles, y este mismo personaje, ha tomado la callada por respuesta, simulando a aquel que decía eso de "...Virgencita, que me quede como estoy....". ...Gran error....

Unknown dijo...

Cádiz, ciudad de héroes...